Prólogo de Henry Hazlitt
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Los cuatro ensayos que componen El hombre contra el Estado veían la luz por primera vez en 1851 bajo el título de Estáticas sociales, adquiriendo su forma definitiva en 1884. Esta obra, fundamental para entender el desarrollo moderno de la filosofía de la libertad, deja claro que la sociedad debe organizarse sobre la base de la cooperación voluntaria. De alguna manera, Herbert Spencer sienta en estas páginas las bases del individualismo frente al estatismo, base de buena parte de las doctrinas colectivistas. El hombre contra el Estado defiende la reducción del poder estatal sobre el individuo a un mínimo absoluto como única vía para el ascenso del poder social. A ojos de Spencer, el papel del Estado debería limitarse a facilitar el acceso a una justicia barata; castigar aquellos crímenes contra la persona o la propiedad que atenten contra el llamado «sentido común de la humanidad»; o velar por el cumplimiento de los contratos firmados entre partes.
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