El liberalismo, tal como lo entiende Hayek, se basa en una concepción negativa de la libertad. Los principios fundamentales de una sociedad liberal -dice el Autor- pueden resumirse en la predominante importancia que en ella tienen «los tres grandes valores negativos: paz, justicia y libertad».
Esto no obsta, sin embargo, para que la libertad tenga también, en el sistema hayekiano, un significado altamente positivo. Ante todo, en el sentido de que no se excluye -e incluso se exige- una intervención positiva del gobierno cuando ello se juzgue necesario o se estime como el modo más eficaz de garantizar ciertos servicios sociales, si bien -precisa Hayek- esta intervención positiva del gobierno es cuestión de mera oportunidad, no de principio.
En otro sentido tiene también el Estado una función positiva y la moderna teoría liberal, frente a la tradicional, una importante tarea: «La doctrina liberal tradicional no sólo no ha conseguido afrontar adecuadamente los nuevos problemas, sino que ni siquiera ha elaborado un programa suficientemente claro capaz de trazar el marco jurídico destinado a garantizar un sistema de mercado eficiente. Para que el sistema de libre empresa funcione de tal modo que produzca ventajas, no basta con que las leyes satisfagan los criterios de carácter negativo […], sino que también es necesario que su contenido positivo contribuya a que el mecanismo de mercado funcione de manera satisfactoria […]. Estos problemas fueron algo descuidados por la doctrina liberal del siglo XIX y sólo recientemente han sido tratados de modo sistemático por algunos grupos ‘neoliberales’ .»
Hay un tercer sentido positivo de la libertad que constituye el meollo de la filosofía liberal de Hayek. El rechazo que la doctrina liberal hace de la coacción sobre el individuo, aunque provenga -e incluso sobre todo si proviene- del Estado, no tiene otro sentido que garantizar al individuo un espacio en el que pueda desarrollar sus capacidades y potencialidades. y ello no sólo por el propio individuo, sino también por el bien de la sociedad, ya que sólo de este modo resulta posible maximizar el conocimiento que permite la mejor asignación de los recursos y consiguientemente el desarrollo social óptimo.
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