El Estado-nación tal como hoy lo conocemos, cuyo origen se remonta a la Paz de Westfalia, lleva décadas exhibiendo claros signos de agotamiento. La revolución tecnológica y la emancipación creciente del individuo, en un marco descentralizado, son algunos de los factores que están certificando la necesidad de la desaparición de dichas estructuras políticas y económicas.
Juan Pina nos hace reflexionar sobre la necesaria transición, en un marco libertario, del paradigma de Estado-nación al de Estado-empresa. Proponiendo numerosos ejemplos tanto históricos como ligados al presente, el autor defiende que, cuanto más se fragmenten los gobiernos —siempre que respeten los principios de la política liberal—, más cerca estaremos del estadio de gobernanza autónoma del individuo con el que ha soñado la filosofía de la libertad.
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