El lenguaje médico, con veinticinco siglos de historia a sus espaldas, ha alcanzado un grado de riqueza y complejidad difícilmente imaginable para quien lo contempla desde fuera, que no guarda parangón con el de otros vocabularios especializados, no digamos ya el lenguaje general.
De igual manera que en una vida —lo aprendemos con los años— caben muchas vidas, también en una palabra caben muchas palabras. Todo vocablo, por mucho que hoy lo usemos con la despreocupación que da lo cotidiano, arrastra consigo, en realidad, una historia milenaria de cambios, evoluciones y mutaciones; de aventuras y viajes; de odios y amores; de conquistas, luchas e invasiones; de contactos culturales e intercambios comerciales; de olvidos, desapariciones y reapariciones.
Como sucede con otros milagros cotidianos, la fuerza de la costumbre hace que muchos hablantes hayan perdido ya la capacidad de asombro y fascinación ante el milagro del lenguaje. Un modo seguro de recuperar el encantamiento es pedir a las palabras que nos hablen de su origen y de su historia; de sus sentidos vetustos y presentes; de sus fatigas y dificultades para seguir vigentes; de su lucha por la supervivencia cuando llegan otras nuevas de fuera, contra el olvido por parte de los médicos de las nuevas generaciones, por adaptarse a los nuevos tiempos, las nuevas modas y las nuevas necesidades expresivas. De eso trata este libro.
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