Aunque la actividad productiva es distinta de la directiva, es menester entenderlas sin disociarlas y, por tanto, sin atribuir exclusivamente cada una de ellas a grupos sociales separados. Por otra parte, la más alta forma de conexión entre los hombres reside en el lenguaje y no en el dinero.
Si alguno de estos dos puntos se desconoce o se rechaza, la ética es incapaz de penetrar en las actividades que desarrollan las empresas, y a lo sumo se superpone a ellas como un factor extrínseco y cosmético.
El método sistémico adoptado en este libro hace posible estudiar los inconvenientes señalados y mostrar el camino que conduce a superarlos.
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